jueves, 1 de octubre de 2009

Comité de Aula

Acabo de regresar de la reunión de comité de aula del colegio del niño a la que fui invitada en mi calidad de secretaria. ¡Una vaina total!

Resulta que a comienzos de año, empujada por un entusiasmo que a veces no puedo controlar y mi enorme bocota (hay que decirlo) fui la primera boba que levantó la mano cuando pidieron voluntarios para el dichoso comité. Todo iba estupendamente bien, la gente me amó instantáneamente, me propusieron como presidenta pero en un arranque de modestia que hasta ahora no comprendo, me ofrecí como secretaria. La única persona que conocía desde el nido se vio arrastrada por mi al puesto de tesorera y como presidenta una angurrienta que también es presidenta del salón de su otro hijo, en fin.
Primera actividad del comité: Día de la Madre. Este pechito se puso de pié y presentó su propuesta.

-"¿Qué les parece si este año hacemos algo divertido con las canastas?; cuando mi hijo estaba en el nido inicié una sanísima costumbre que después otros salones adoptaron: en lugar de las tradicionales canastas de víveres, sorteamos canastas de productos de belleza."

Grandes aplausos, vivas y hasta propuestas para la presidencia de la república. Todas comentaban con entusiasmo y proponían cremas, champús, bisutería y demás sonseras que nos alejen de la condición de cocineras y nos acerquen a la verdadera: las diosas de nuestros propios hogares. Mientras pasaba por las carpetas recolectando e-mails y teléfonos, todos me sonreían cautivados por esa manera mía tan fina de librarlos del sorteo para ser parte del comité.
El Hombre, que esa noche como nunca me acompañó, me dijo cuando regresábamos a casa que me las había metido a todas en el bolsillo. Yo sonreía feliz, con los bolsillos llenos.

Acercándose la fecha, me encontré con la presidenta (de la purita casualidad porque casi nunca voy al cole) y le pregunté cuándo nos reuniríamos para coordinar el asunto de las canastas. Me miró con su cara de "a mi no me conquistaste, querida" (creo que nunca me perdonó que la gente se entusiasmara más conmigo que con ella) y me dijo que teníamos que ir al mercado para averiguar los precios. ¡¿Al mercado?! Dijo ¿mercado? ... Whaaaaat?

-Perdón, pero ¿para qué tendríamos que ir al mercado?

-para averiguar los precios de los víveres, pues!

-¿víveres? ... pero no habíamos quedado en que ...

-ah! lo de los cosméticos; si, mira ... lo que pasa es que no todas estuvieron de acuerdo.

-(whaaaat?)

-es que estuve conversando con las otras mamás y piensan que no todas tenemos el mismo tipo de piel y los niños quieren sus fideos, osea los víveres! ...

-perdón pero ya habíamos acordado en la reunión

-es que te faltó hacer firmar el acuerdo

-pero si fue unánime!!

-mira, eso es lo que me han dicho

-y ¿cuando se reunieron?

-no, yo les he estado preguntando una por una

-...!!!

No lo podía creer, ¡había sido boicoteada desde mi propio comité!. A partir de ese día la volví a ver siempre acompañada por una bajita que la seguía a sol y sombra.
Tengo el horrible defecto de ser una insecta cobarde y sonsonaza así que la siguiente vez que pude abrir la boca para otra cosa que no sea asombrarme, le dije que mejor de las canastas se encargue ella y la (enana de merde) señora que al parecer hacía las veces de su asistonta o algo por el estilo. Quedamos en eso. Para el Día de la Madre, tres mamás de mi salón se fueron a sus casas con el mercado de la semana.

No entiendo a la gente, no entiendo a cierta gente. Después me enteré que efectivamente algunas (sólo algunas) mamás no estaban del todo de acuerdo (¿con las canastas? ¿con los productos de belleza? ¿con poner los productos dentro de las canastas?¿...?) pero que en ese momento se sintieron cortas de expresar su opinión y se contagiaron de mi entusiasmo y patatí y patatá. ¡Cómo oooooodio eso!. El típico "callo ahora, rajo después" que es el invitado de honor en casi cualquier evento en el que se deban tomar decisiones.
Si a la experiencia de ser madre se le pudiera extraer el asunto de tener que lidiar con personas con las que jamás te tomarías ... ni un poco de aire ... pero ni modo, ¡los niños tienen que ir al colegio!

En la reunión de hoy sólo me presenté yo, las otras brillaron por su ausencia. Ese es otro vainón; el tiempo de las que nos quedamos en casa no vale ni mierda al lado del de las que "trabajan". Osea, a mi me pueden plantar todo lo que quieran porque no hago ni michi con mi vida (¡¿cómo diablos se enteraron?!) pero a ellas ni les toques sus preciosos minutos ... porque No pues!

Si alguna vez en la vida debo aprender algo es a dejar el entusiasmo en casa cuando vaya el próximo año a la primera reunión de aula, y no es que sea la boba que se entusiasma por todo, soy la boba que se entusiasma con todo lo que tenga que ver con mi hijo, pero ¿comité de aula? ni más!