lunes, 11 de mayo de 2015

5 minutos

(No sé qué michi ha pasado por aquí. Se me planta un odioso aviso de ¿Neoworx? ¡¿Qué, todo cambió?! Es ridículo el tiempo que no paso por acá. Ridículo como las ganas que tenía de escribir hasta que me crucé con la cosa esa, fúchila, vete a joder a otra parte!)

Mmmf! Respiro. Ayer fue el Día de la Madre y hoy desperté con la resaca de las flores, los dulces, los regalos, las fotos, la melcocha de los lugares comunes, jodidamente comunes. Es el día de sólo publicar, sin ver, el face porque termina una con un empalagamiento de la patada.

Actualizando. El que alguna vez llamé Niño, ahora es un guapo adolescente (mas conocido como el Enano) que vive, él (sufro, yo) esa adorable etapa de la vida llamada Adolescencia (...de sentido común, de modales, de cariño, de consideración... estotodavíacontinúa), la razón de por qué, a mi corta edad, tengo la cara surcada por zanjas de construcción de rascacielos a punto de graduarse de cañones cuasi geológicos. Lo más maravilloso del asunto es que resulta que TODO es CULPA mía. Oh! sí.
Porque lo mimé demasiado, porque lo besé demasiado, porque lo quise demasiado, porque le di demasiado, porque la responsabilidad de criarlo, para mi, fue demasiado. Ahora, sin nadie más a quién responsabilizar, me trago la amargura de ver TODO ese empeño vertido en una personita que aparenta (con gran éxito) no quererme. Uy sí, qué tristeza y con la sombra del DíadelaMadre todavía sobre mi. Mmmf! Respiro.

¡Puras babas! Confieso que comencé a escribir con cierta pica, Ok! pero, ¡vamos! ¿quién no ha sido así con sus padres aunque sea por 5 miserables minutos? Sí, puede que no todos pero existen pues.

¡Existimos! y no somos los más malos del planeta. Simplemente sucede que no todo el mundo adquiere pronto esa cosa peluda llamada "madurez", "conciencia" o como michi se llame a ese modo maravilloso de comportarte con tus padres. Hay personas que pasamos por la adolescencia con la cabeza llena de pedos. Lo tenemos todo revuelto, nos revientan miles de cosas, no entendemos otro tanto y como los que están pegados a uno como chicle, son esos dos babosos con cara de estar tan perdidos como uno... pues la agarramos con ellos. ¿Injusto? ¡Clarines!
También clarines que, a veces, esa mirada perdidilla en la cara de quien nos cambió los pañales hediondos, como que enternece y nos vemos acercándonos, metiéndoles la cabeza en un amago de cariño, con la sonrisa torcida de quien no está acostumbrado a sonreir, al menos no a sus padres. Eso pasa. No a menudo, no con la frecuencia que ellos quisieran (seamos honestos: que nosotros quisiéramos) pero pasa. Llega un abrazo a la vieja mientras lava los platos que nosotros (tremendos boludazos) debiéramos lavar, un abrazo torpe por la falta de ejercicio pero sincero. Y cuando ella deja los platos (con gran rapidez, hay que decirlo porque es ella, la del déficit de eficiencia para todo lo que sea el manejo de una casa) y nos abraza y nos llena de besos... volvemos a tener 5 años y recordamos que "ese" era el lugar seguro. ¡¿Cómo diablos lo olvidamos?!

Y así, todo regresa al punto de partida. Al hecho de ¿cómo le das la responsabilidad de criar un ser humano a gentes tan torpes para balancear el amor y el sentido común? Es que nadie nos la dio. Nosotros la tomamos y hacemos lo que podemos, pues. Criar al Enano es un reto, un GRAN reto. Pero está lleno de emoción, aventura, desafíos, extremos. No, no, no cambiaría esta vida por nada, ¿Un niño dócil? ¡¡¿qué es eso?!! ¿Un adolescente sensato? ¡¡¿con qué se come eso?!! Y por favor, no soy la idiota que no apreciaría un modo "menos extremo" en mi hijo, no soy la masoquista que aprecia el desprecio. Pero resulta que esa criatura es grandiosa en su singularidad, el bocado difícil de apreciar por la complejidad de sus ingredientes, diseñado para paladares exquisitos. Esa criatura es divertida, ingeniosa, única. Salió de mi, de la combinación química con el amor de mi vida. Que mi cara se acostumbre a las arrugas de tanto fruncir el ceño, porque (si no hay botox de por medio) se quedarán ahí mientras tenga algo acalorado que discutir con mi hijo.
¡Feliz Día de la Madre a mi! que me lo merezco todo, aunque sólo sea por escasos 5 minutos.