Esta época del año siempre plantea un chupo de cosas por hacer y otro chupo de revisiones sobre lo que nunca hicimos en éste , que se va , se va.
A ver, qué se me ocurre con lo segundo...
Quería deshacerme del millón de cosas sin uso aparente que tengo almacenadas por los rincones de mis dominios, mínimos dominios, si he de ser precisa. Pero cuando lo intento (de verdad: lo intento!) siempre se cruzan las ideas que me hicieron guardarlos en primera instancia. Se presentan ante mi los "X" proyectos que tenía con relación al objeto de marras. Finalmente siguen ahí, coleccionando polvo, como yo colecciono prototipos de nada.
Quería pintar la casa. La pared central de la sala, escondida tras un espejo que sólo refleja lo pequeño del departamento, parece salida del salón de un nido a fin de año, un poco menos, sólo un poco. Mi cuarto, que ahora tiene un color que nunca me gustó y que pensé que no lo soportaría ni una semana, mantiene el tono insufrible gracias a la fuerza de la costumbre y la falta de decisión.
Quería intentar reincorporarme a la población económicamente activa. Tengo miles de ideas. Bueno no tantas, quizás cientos ... o algunas ... je je ... en fin, el asunto es que tengo esta incapacidad para que las ideas produzcan dinero. Tengo mucho potencial para motivar a los demás pero una incompetencia casi absoluta para motivarme a mi misma. Yo vivo en el mundo de las ideas ( con mi amigo Platón) y a menos que el propósito de este año venga con electroshock incluido ...
Quería hacer ejercicio. Caminar, jugar voley. Tomar más agua ... y más vino. ( Hey! hay algo que si cumplí !!!!) También quería dejar de estar peleada con las frutas y verduras, pero parece que soy rencorosa y el sentimiento es recíproco porque no se me cruzan ni por descuido.
Quería seguir una rutina que incluya por fin a las cremas antiarrugas. Too late! Lo que comenzó como un signo distintivo de mi linea paterna y de algún retorcido indicio de inteligencia (o mal humor!) , me refiero al ceño fruncido de los Rojas, terminó en unas horrorosas arrugas que parecen jugar michi en mi frente. Hace poco tuve que recurrir al viejo truco del cambio de look para que el cerquillo aminore los efectos estéticos de semejante estropicio. El resultado es que casi no puedo ver porque para lograr el objetivo cada vez tengo que dejar que el cerquillo sea más largo ... con las previsibles consecuencias ... "hay golpes en la vida, tan fuertes ..."
Quería ser mejor mamá y mejor compañera. Supongo que esa es la asignatura pendiente de por vida. A veces siento un amago de culpa, cuando no me veo tan abnegada como mis pares: madres y esposas de mi entorno. Y tengo miedo de la factura pendiente de pago. Pero luego reacciono a tiempo antes que me alcancen los rezagos de mi crianza católica, tan llena de "Por mi culpa, y por mi grandísima recontra culpa..." y nada pues. Sigo siendo lo único que puedo ser, lo único que sé ser: esta caricatura de madre y delirio de esposa (¿ o es al revés?). Pero, eso si: carente de toda abnegación y rebosante de amor ... del más puro ... del más loco ... del único que soy capaz de sentir.
En cuanto a los propósitos del año que viene ... ay! qué no joda y que se venga nomas ... ya veremos qué hacer con él!