martes, 11 de marzo de 2008

El fin del verano ... snif!


Estoy tratando de acomodarme nuevamente a mi propio espacio. Las vacaciones me dejan a menudo así: un poco desubicada (aunque los que me conocen digan que SIEMPRE lo estoy!) el caso es que así me siento. Un poco de culpa por aquí (por el tiempo libre extra!), otro poco de nostalgia por allá, y un gran caos por todos lados, comenzando por mis dominios.

La casa pide a gritos un poco de atención, y yo hago lo mejor que puedo: me hago la sorda. Es que no puedo evitarlo, todavía me siento de vacaciones, nadie me mandó el memo!

Hay un ruido insoportable en la calle porque están cambiando el sistema de desagüe ( ojalá alguien hiciera lo mismo con el país, pero ni modo, el tetudo también se hace el sordo ) y no puedo escuchar ni mis propios pensamientos, o será que no hay nada que escuchar.

El parque, despojado de niños, se adormece bajo el sol de la mañana a la que tampoco le llegó el dichoso memo. Hay una especie de tristeza disimulada bajo tanto sol que a mi no me engaña. El parque extraña a los niños, los heladeros también ... y las bicicletas, y los árboles sin torturas; las piscinas en los patios, los juguetes en los cuartos , y las madres desorientadas porque ya no hay a quién gritar todo el día. No hay derecho!! que nos devuelvan las vacaciones completitas hasta Abril , como las disfrutamos nosotros.

Tres laargos meses de no hacer nada, porque yo no recuerdo haber ido a ningún pinche cursito vacacional. Lo nuestro era puro relajo, puro juego, puro no hacer nada. Lo nuestro era estar en la calle todo el día , o en casa , jugando con los innumerables hermanos que todos teníamos , porque hasta eso ha cambiado : ahora las familias son más avaras : uno , dos , tres hijos como máximo.

Recuerdo mucho que por un tiempo tuvimos de vecinos a una familia tan numerosa como la nuestra. Era lo máximo porque todos estábamos emparejados con los de al lado por edades. Jugábamos todo el día en la calle , y por la noche , cuando entrábamos , seguíamos conversando de ventana a ventana . Por esos días ( preciosos días! ) el parque era una maraña de plantas de todos los tamaños y colores , pero especialmente de girasoles . No habían veredas ni orden en la vegetación por lo que los juegos a las Escondidas eran una verdadera delicia. Jugábamos Bata en la pista, los 7 pecados , y un sinnúmero de juegos que ahora , debido al acecho de los alemanes , ya no recuerdo. Pero claro que recuerdo la felicidad de las vacaciones de TRES MESES , completitos , sin trampas , sin talleres de nada .

Este verano al enano lo dejamos en paz . No hubo taller que lo aleje de la piscina en el jardín de la casa de Chancay , los columpios , los paseos al Boulevard por las tardes para jugar PS2 , la tele , y las risas con los primos . Las escapadas a la playa para sus primeras olitas , y el divorcio de las ruedas auxiliares de la bici . Seguramente le costará ( tanto como me está costando a mi ) adaptarse nuevamente al regreso al cole , y tampoco sé si el próximo verano estará tan libre como en este . No sé cómo estaré yo el próximo verano ... pero , si no me da un ataque peludo de maduréz súbita , supongo que le seguiré regalando al hombrecito tantos veranos como pueda , de libertad incondicional . No sé porqué , pero me suena a Felicidad Incondicional ... suena bien ¿no?

2 comentarios:

JoseLo dijo...

No hay nada como unas vacaciones de verano sin TRAMPAS, ni regateos. Te lo dice alguien que por tantos veranos tramposos y con descuentos, a quedado frustrado y medio down de por vida y ahora lo único que hace es escribir en un blog y, de vez en cuando, caminar por el parque quiñones.

Roberto Alonso Choton Cerna dijo...

claro que lo pongo de nuevo...
suena muy bien!
yo stoy disfrutando mis vacaciones de verano aki en trujillo, y me encanta!