Veo en la tele que están dando consejos sobre el vestir para mujeres adultas, "hechas y derechas" dice la conductora.
-"La mujer de ... -dice el diseñador invitado- debe usar zapatos de taco de un tamaño que les acomode, que se sientan cómodas de manejar" Y yo pienso en mis botas de caña XL (sí, las dalinas!) que compré en un arranque de placer absoluto al descubrir que me calzaban perrrrfectamente y me hacen las piernas kilométricas y, esto hay que gritarlo, ocultan con gran estilo mis RODILLAS!!!! Lo cierto es que, solo las uso cuando hacemos nuestros desfiles y en algún cumpleaños de alguna amiga, lo suficientemente cercana como para pasar el roche si es que de tanto brindar se me enredan las piernas y salgo disparada por algún lugar del vecindario.
-"La mujer adulta debe tener en su closet un abrigo como este (y muestra un horroroso sacón de Hagrid!) que combine con todo." Y yo pienso en mi abrigo tejido, hecho por estas manitas, peludazo y en un tono reconnnntra difícil de combinar, razón por la cual casi no lo uso, pero que AMO con locura.
-"La mujer de mediana edad, debe usar un largo de falda de acuerdo con sus años." Y yo sigo pensando en la musarañas... y en ese vestidito micro-mini que me puse la otra noche en la que celebramos, en petit comité, el cumpleaños de Madonna. Oh! sí, plush negro con aplicaciones de piedras y mostacillas en el borde del bajísimo cuello... mmm! hermoso!
-"La mujer mayor suele tener un estatus que le permite hacer buenas inversiones al comprar, tanto aquí como cuando viaja." Y yo, ahora sí, estoy de acuerdo en que TENGO que ir a Gamarra en estos días para comprar material y chequear algo por ahí, que siempre hay cosas interesantísimas que puedes usar como base e "intervenirlas" hasta conseguir algo único a un precio increíble, te lo digo sho!
-"La mujer grande, tiene que saber adecuar su estilo a su edad." Y aquí sí que estoy mas perdida que mis años mozos, porque hasta ahora, en mi fabulosa vida, no consigo "adecuarme" a nada ¡¡¡mucho menos a mi edad!!!
viernes, 23 de agosto de 2013
miércoles, 21 de agosto de 2013
Ejercicio de estiramiento
Me levanto por las mañanas y siento que mi día es una página en blanco. Abro los ojos, me estiro, despierto a cada uno de los elementos de mi cuerpo, los siento. Calibro mi espíritu porque será la tinta que escriba lo que ha de llenar esa página. Quiero tener la certeza de que lo que estoy escribiendo sea lo correcto, es decir, la suma de lo que quiero escribir y la forma precisa de hacerlo.
Quiero tener mas tiempo para que el conjunto de naderías que puebla mi rutina, pueda nadar a gusto en el mar de mi leve existencia. Suave existencia. Inocua existencia.
¿Inocua? ¿cómo podría ser inocua mi existencia siendo, como soy, madre?
Me levanto por las mañanas y siento que mi día es una página vista. Esto ya lo leí cien veces, pienso. Igual, no estoy segura si no me gusta o me aburre, o simplemente me gusta tanto que la leo cien veces. Me estiro, todavía con los ojos cerrados, postergando el momento de presenciarlo todo. Me estiro, si algo he aprendido bien en esta vida es a estirarme. Calibro mi espíritu de 6 años con mi cuerpo de 50. No me duele nada. Nada mas, que no reconocerme todavía en la tipa que me mira en el espejo sin photoshop del baño. Quiero tener la certeza de no preocuparme por lo que quiero escribir y cómo lo hago.
Quiero tener mas tiempo para que el conjunto de naderías que puebla mi rutina, pueda nadar a gusto en el mar de mi preciosa existencia. Amable existencia que se resiste a dejar el penúltimo lugar de la fila.
Quiero tener mas tiempo para que el conjunto de naderías que puebla mi rutina, pueda nadar a gusto en el mar de mi leve existencia. Suave existencia. Inocua existencia.
¿Inocua? ¿cómo podría ser inocua mi existencia siendo, como soy, madre?
Me levanto por las mañanas y siento que mi día es una página vista. Esto ya lo leí cien veces, pienso. Igual, no estoy segura si no me gusta o me aburre, o simplemente me gusta tanto que la leo cien veces. Me estiro, todavía con los ojos cerrados, postergando el momento de presenciarlo todo. Me estiro, si algo he aprendido bien en esta vida es a estirarme. Calibro mi espíritu de 6 años con mi cuerpo de 50. No me duele nada. Nada mas, que no reconocerme todavía en la tipa que me mira en el espejo sin photoshop del baño. Quiero tener la certeza de no preocuparme por lo que quiero escribir y cómo lo hago.
Quiero tener mas tiempo para que el conjunto de naderías que puebla mi rutina, pueda nadar a gusto en el mar de mi preciosa existencia. Amable existencia que se resiste a dejar el penúltimo lugar de la fila.
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