Al fin se tapó el sol, es que ya estaba haaaaarta de tanto brillo. No es que no me guste el sol, lo adoro, lo que pasa es que a estas alturas del año la "panza de burro" ya debiera estar instalada sobre la ciudad, ¿qué clase de Lima es esta que, bien metida en el mes de Mayo, todavía sigue con el sol del verano?
Debo aclarar que en este lado de la ciudad, donde están sentadas (que no asentadas) mis amplias bases, el sol suele ser un "caserito", pero eso no impide que seamos bañados por la misma panza que el resto de la gran Lima.
Hoy no. Aunque delgada y translúcida, la capa équida, está sobre mi cabeza, conminándome a tomar otra taza de café y encaminando mis pasos hacia este rincón de mis dominios tan abandonado últimamente.
Por estos días mi atención ha estado centrada en la creación de nuevas formas de abrigarnos sin perder un ápice de glamour en el intento: sí, tejer!
Junto a mi mami y hermanas, hemos resucitado el viejo taller familiar de donde salían chompas, ponchos, chalinas y casi cualquier cosa que se pueda hacer con una máquina de tejer, palitos y crochet. Por estos días nos encontramos tejiendo nuestras redes en la vieja tradición legada amorosamente por nuestra madre, algo así como el regreso de las arañas.
El afán ha sido tal, que hemos contagiado a los niños y durante estas vacaciones de primer bimestre, se instauró la hora del Club del Tejido. Durante la semana pasada, a las 6 de la tarde en punto, los niños (el enanito, un amiguito y su prima Jose) se sentaban en la sala y bien premunidos con palitos y lanas acometían la labor. Si he de ser sincera, la tejedera sólo duraba unos minutos, luego de los cuales el Club del Tejido se transformaba en el Club de los Jedis ... y los chicos terminaban correteando a la niña que escapaba de los filudos palitos-espadas láser muerta de risa.
Otra cosa que resucitamos fue el Desfile. A fines de los ochenta y comienzos de los noventa, cuando el taller estaba en pleno apogeo, instauramos la costumbre de organizar una pequeña "pasarela" en la sala de la casa. Por supuesto que yo fungía de Top Model en aquel amago de Fashion Week de barrio. Por nuestra pasarela desfilaron todas las amigas largiruchas, flacuchas y despistadas que asomaban por la casa. Cuando veo las fotos de aquellos días, me divierto horrores descubriendo la cantidad de amigas que cayeron en nuestras redes, felizmente, jamás literalmente.
Recuerdo que antes de comenzar el desfile, me secaba la jarra con el coctelito de fresa que nos subían a las "modelos" mientras esperábamos que se llene la sala para empezar. No recuerdo haberme sentido nunca tan nerviosa como en esos previos, imagino que por eso nunca terminé de emborracharme si se tiene en cuenta la cantidad de Pisco que, a esas alturas, corría por mis venas. Maldecía el momento en el que gracias a mi angurria y deseos de figuración, me adjudicaba la mayor cantidad de pasadas por la pasarela. Mientras los segundos para el inicio se acercaban yo seguía exprimiendo la dichosa jarra sin dejar de desplegar todo mi verbo florido, por supuesto. Para remate, obviamente que era yo quien encabezaba el desfile.
Ese segundo piso era un hervidero de nervios, gritos contenidos, ajetreos y enredos con la ropa, zapatos y accesorios. Abajo, en los últimos desfiles que hicimos, ya estaba el Hombre instalado al lado del equipo con la música apropiada. Más allá, papá ... con su vaso de whisky y su sonrisota aderezada de orgullo cada vez que pasaba a su lado ... y, cuando mis nervios estaban en su clímax y parecía que iba mandar todo a la mierda, Zaz!: "Fabu, tu turno" ...
Este año lo volvimos a hacer. Cuando bajé por las escaleras en mi primera pasada, alguien dijo por ahí: "Aquí está Fabu, quien se rehúsa a dejar las pasarelas..."
Si pues: me rehúso! y si no puedo ser Top Model de mi propia línea de ropa, no le veo la gracia al asunto. En los previos al desfile (backstage, que le dicen) les decía a mis sobrinas, las actuales reinas de la pasarela familiar, que la última vez que salí a modelar, era un palo, todavía no me había casado y modelaba la línea juvenil; ahora, el palo se ha rellenado (muy convenientemente a decir del Hombre), no sólo estoy casada: tengo cachorro, y mis pasadas son con la ropa más formal ... Ok! ... de señoras!!
Debo reconocer que ahora no me provoca hacer otra cosa más que tejer, he dejado de escribir (sólo contesto correos), de leer, aunque no de ver películas: ventajas del tejido que te permite acurrucarte en el sofá y, mientras creas abrigo, destejer las tramas de las historias frente a la pantalla del televisor.
El niño aprendió a tejer hace dos años, era la sensación de la casa y alrededores; luego de varias chalinas (para papá, mamá y Mario Bros!) todavía le gusta, aunque le da "roche" que se enteren fuera de la casa y de su mejor amigo, que por cierto: también teje!. Hasta ahí me doy por satisfecha. Le he legado la tradición que llegó a nosotras por la Araña-Madre, un legado que va más allá de unas madejas y unos palitos que se encuentran y transforman en nuestras manos, algo así como una red, que sin pretenderlo, nos mantiene unidas a nuestra madre, como el cordón umbilical que no podemos cortar, que no queremos cortar.
11 comentarios:
Oh Fabu!!! ya me imagino ese desfile de modas!! jeje :D que bueno que el trabajo familiar se haya expuesto... vi algunas fotos y me encantaron :) buen gusto.
¿Qué nostalgia recordar tiempos pasados, no? ... y qué curioso que el niño y su amigo sepan tejer :), bien por ellos!!.
El sol del verano agobió tanto que muchas veces pedía a gritos que vuelva el cielo gris... y ya está aqui!
Un besito
Pd. En mi blog no aparece el link de comments, hay q hacerle doble click en el título...
yo tbn se tejer!!!!
bueno y tbn solo chalinas y bueno creo q solo un punto, perotejer al fin y al cabo.
te desapareces...
pasaste un buen día dela madre??
espero q la hayas pasado muy pero muy bien
Yo también quiero entrar al club!!! [al de los Jedis, me refiero =P]
Me parece divertidísimo que tu hijo haya aprendido a tejer.
Kari,
qué bueno que habilitaste los comentarios en tu blog, en cualquier momento paso por ahí.
Gracias por tu opinión sobre nuestros trabajos.
Lo del niño tejerín en verdad es alucinante, imagínate que a veces el Hombre nos encuentra a los dos tejiendo en el sofá cuando llega a casa (siempre quise que la experiencia de ser mamá tenga este tipo de matices).
En cuanto al sol, sí, ya estaba bueno ¿no? aunque te diré que cuando terminé de postear ya estaba nuevamente ahí el condenado.
Damian,
... y me aparezco!
El día de la madre estuvo bacanudo. Es cierto eso de que el día de la madre debería ser todos los días, pero no por el reconocimiento ... POR LOS REGALOS!!!
;?)
Nubecito,
eres bienvenido, pero eso sí: ya no hay cupo para otro Darth Vader más, porque aunque se haya pasado al lado oscuro y ya no sea Jedi ... tiene un jale con los niños...!
Alguna vez vi un video de esos desfiles. Es cierto, eras un fideo.
El último desfile no vi más que una pasada. Es que me encontraba algo pasado en ese momento. No recuerdo más.
Saludos, darlin.
Fabu querida, you're back!
Qué genial lo que cuentas, te he imaginado con los chicos tejiendo y luego jugando, lo máximo. A mi Ana le encanta tejer y ha hecho mil trapos para sus muñecas. Mi mamá ha sido la encargada de enseñarle.
No te desconectes tanto tiempo pues, mira que se te extraña.
Besos,
Lu
creo que de niño intenté tejer un par de veces viendo a mi madre,pero luego me di cunta que lo mio sólo era enrredar lanas...
ni modo
*Ando,
sí, recuerdo que cuando vimos ese video ambos convenimos en que lo mejor que me pudo pasar, son esos kilos extra que me acompañan ahora.
*Lu,
hay muchas cosas de la maternidad que me abruman (desesperan, estresan, angustian, y un largo etcétera) pero también hay momentos como esos que me compensan todas las paltas anteriores.
(yo también los extraño horrores!!)
Besos!
*Digler,
para entrarle al vicio del tejido, siempre son necesarios varios kilómetros de nudos en el camino.
(cielos! eso parece una filosofía de vida ¿no?)
;?)
ponchos esperanza!!
besos, feliz de saber de ti.
pd. sabes de olguita??
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