jueves, 27 de noviembre de 2008

Bond ... ¿James Bond?

¿Por qué la última Bond Movie no quiere ser una Bond movie?
Es decir, cuando quiera ver una película de acción (que no son mis preferidas) no hay problema con el casting, música, ni parafernalia de la franquicia , pero, peeeero si voy a ver a James Bond ... quiero a Bond, James Bond, con su martini shaken,not stirred. Quiero esa música espectacular en las escenas de acción, ¡es que no hay otra música para ello!, quiero a los malos poderosos y malditos, quiero chicas Bond, ¡¡quiero a Q!! Paquete completo, que le dicen.

¿Por qué le dieron vuelta a Amy para la Bond Song? Y no es que Alicia no me guste, pero nadie podrá negar que la voz de Amy es más Bond, más Miss Bassey para los conocedores ¿o yo he fumado lo mismo que Amy?. ¿Por qué se asustaron?, ¿la niña tiene problemas? ¡gran cosa! le daban su porrito y la hacían, total más intoxicada no podría estar ¿no?. Ok! cinismo aparte ... ¡hubiera sido una estupenda Bond Song!

Daniel Craig. Danny, my dear ... eres atractivo ... pero no lo suficiente para Bond!, no sé si me entiendes. El mejor aporte al personaje, aparte de cierta introspección y una reciedumbre a prueba de ... todo!, es ese cuerrrrpo maldito que te manejas, el mejor Bond body ... ever! y encima en ésta, ¡no lo mostró!
Mi amiga Mary me dijo que le gustaba este Bond, que los otros le parecían muy amanerados. ¡Exacto! y no es que me gusten los amanerados (Ok, me gustan!!) pero creo que esa es la cualidad que extrañaba, la contraposición de una imagen prolija (hasta el amaneramiento) frente a la astucia y frialdad de un sicario. Eso que tenían Pierce (mi Bond!) y Sean. Ah! la nostalgie!

Si querían sacudirse, renovarse, adaptarse o lo que fuera que quisieron hacer con esta entrega, lo lograron. Salí de la sala con la impresión de haber visto cualquier peliculilla action-man; sin esa adrenalina mezclada con arrechura (sorry, pero es eso pues!) con la que salía del cine después de haber visto las aventuras del espía que amé ... antes. Ahora, no tanto.

martes, 25 de noviembre de 2008

La Boda: epílogo

Pasó La Boda y nos dejó a todos con una resaca que va más allá del whisky y las chelas que tomaron los demás, yo me quedé en el champán del brindis, que es lo único que maridaba con mi vestido, de veras! También me dejó con la sensación de un gran vacío, los últimos días fueron de absoluta euforia, en un momento le dije al Hombre ¿qué va a ser de mi vida sin los preparativos para la boda?, ya encontrarás algo, me dijo dándome un beso.

Todo salió regio como la última gran boda fraterna tenía que ser. La emoción de ver a la familia superando el saludo de la muerte y haciéndole fiestas a la vida, tal como se merece. La emoción, también, de ver al Hombrecito en su terno, tan enano como él. Aunque estuvo a punto de no ir, fue en un apasionado encuentro entre mis apuros y sus disfuerzos, cuando anunció: no pienso ir a esa estúpida boda! (¿el cromosoma Y manifestándose?)
Ya no me acuerdo lo que provocó semejante exabrupto, sólo sé que tuve que sacar el As de la manga, lo que tenía reservado como último recurso en caso de que el temperamento del niño se presente sin ser invitado,

- mi amor, tu tío va a llevar su es pa da ...

- espadaaa!!!

- siii!

Fin del diálogo. Aunque por unos breves minutos, porque mientras trataba de meterme en el vestido que fue confeccionado para unos cinco kilos menos (que son los que la angustia me hizo tragar!) lo escuché nuevamente despotricar porque no quería ponerse el terno.

_ ... van a ir los compañeros de tu tío ... todos con espadas ...

¿se van a pelear?!

La que tuvo que pelearse fui yo, con el niño que finalmente se calmó porque tuve que soltarle otro detallito de la ceremonia: el cruce de espadas.

-¿y les van a cortar la cabeza a los novios?

Para entonces la que tenía la cabeza atravesada por mil espadas era moi, y tenía cola para el maquillaje! sólo pude con mi mami y dos de mis hermanas; cuando me tocó a mi, ya no había tiempo para hacer milagros así que tuve que conformarme con llevar mi misma cara.

La ceremonia estuvo linda y, como todas las ceremonias militares, muy vistosa. El enanito estuvo encantado cuando en medio de la misa se aparecieron los catorce integrantes de la Guardia de Honor por la nave principal y saludaron el momento de la consagración de la Hostia. El niño estaba impaciente por el cruce de espadas y antes que llegue el momento yo me retiré para tomar las fotos desde la entrada, lástima, porque me contaron que gritó: ¡me van a mataaar! cuando la guardia desenvainó espadas.

Lo llevamos a regañadientes a la recepción porque tenía la esperanza que allí podríamos tomarnos La Foto para la que se negó en la Iglesia. Por supuesto que no hubo foto. El niño corrió por todos lados dejando tras de sí un reguero de botones ... hasta el brindis.
Cuando ya estaba a punto de expulsarlo porque no me dejaba en paz insistiéndome para largarse de ahí (cosa que yo hubiera hecho con el mayor placer!), llegó el momento del brindis, el último de los detalles por los cuales insistí en llevarlo, no me gusta exponerlo a sentirse incómodo en un ambiente adulto, pero sabía que valdría la pena. Me aseguré que esté en buena posición para no perderse nada sin sufrir los estragos de lo que vendría, los compañeros de mi hermano hicieron un semi-círculo y con espadas en una mano y copas en la otra, le dieron la bienvenida a la novia (policía, como ellos) a la Promoción: Arriba, abajo, al centro ... y adentro! ... grandes sorbos, y lo que más gustó a mi engendrito: ¡¡copas al aire y gran estrépito al estrellarse en el piso!!

Mi hijo no lo podía creer! me miró con los ojazos apunto de escapársele de las órbitas y dando saltos se abalanzó, para espanto mío y de su padre, sobre los restos de las copas regadas por el suelo, cogió lo que quedó de la base de una de ellas y se la trajo a la mesa como trofeo, con la sonrisota de oreja a oreja.

Ahí se acabó la boda para él, tal como estaba previsto lo enviamos a casa con su abuela y nosotros nos quedamos en la fiesta. Todo salió estupendo, la cena, el baile, pero, no sé, creo que para mi como que también se acabó la parte más importante cuando los ojos del niño dejaron la recepción.

La última boda (grande tenue como diría el Barón) de la familia había sido la de una de mis hermanas, yo estaba soltera entonces y la experiencia fue muy distinta a la de ahora.
Es curioso cómo la apreciación de las cosas va cambiando con una, esta vez, esta boda, la alegría (como cuando tenía 6 años!) por el vestido de princesa que estuve preparando con tanta ilusión, se vio intensificada por la emoción de llegar acompañada de mis dos hombres.
Finalmente mis dos príncipes ... vestidos de azul.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Esa película ya la vi ... (La Boda: toma 2)

... pero era al revés! era: Cuatro Bodas y un Funeral.

Lo que estamos viviendo en casa es algo así como: Cuatro Funerales y una Boda.
Primero una tía viejita que vivía en Huánuco, después una hermana de mi abuelita que vivía no sé dónde, pero que recuerdo con mucho cariño, luego otra hermana de mi abuelita que vivía muy cerca de casa y finalmente el hermano de mi papi, el querido tío Juan, también viejito. Supongo que todo esto es muy ilustrativo de lo que es la vida y de cómo los años nos van cambiando la sucesión de eventos; antes eran más frecuentes las Bodas, hoy ¿los funerales?

Dos días antes de la Despedida de Solteros, falleció la tía cercana. Ni siquiera estaba enferma, aparentemente. Se sintió mal, fue a chequearse y se quedó internada, nunca más regresó a su casa.
Se suspendió la celebración, que iba a ser en casa, pero algunos amigos no quisieron quedarse con los regalos e insistieron en venir a entregarlos personalmente. Hubo reunión, pero no fiesta.

Un día antes de la Boda Civil terminó de insistirle a la vida el querido tío Juan, hermano mayor de papá, y testigo de cuanta celebración se diera en la familia.
El tío estuvo postrado el último de sus noventaitantos años. Un año completito en el que pasó a ser nuevamente un bebé. Lo íbamos a visitar y nos miraba con una lucidez injusta para su condición de postrado desde su cama que más parecía una cuna grande.

El sábado fue la Boda Civil. Terminado el protocolo, pasamos a la casa para almorzar en familia y, lo que también sería otra celebración se convirtió en una discreta reunión, no exenta de los brindis alusivos al momento particular que vive la familia. A eso de las cuatro de la tarde, un grupo de la familia nos fuimos al funeral, dejando al resto atendiendo a los invitados. Cuando regresamos, no tuve ánimos para quedarme y subí a mi depa, desde ahí escuché cómo se iban apagando las voces abajo, a medida que la gente se retiraba.

Por ser personas mayores las que partieron, hay una especie de resignación que difumina el dolor de la pérdida. Es la vida caprichosa que corre por nuestros rumbos dejando en claro que es ella la que manda, así que cuidadito con andar en grandes preparativos sin tomarla en cuenta. Eso también nos ayuda a reforzar las clases de Ciencia y Ambiente con los niños: justamente tocaban el ciclo vital. Nada como las últimas semanas en casa para entenderlo de una buena vez.

A estas alturas, con la Boda a un par de días, la novia siente pánico de contestar el teléfono y estoy segura que anda haciendo un censo caleta para averiguar cuantos parientes viejitos tenemos, eso le pasa por casarse con un cuarentón!

En realidad la psicosis es colectiva y para remate hay varios que estamos resfriados en la familia, lo que confiere un carácter de suspenso a los ataques de tos. Si estornudas más de tres veces o toses seguido por más de tres minutos ya la gente te mira raro. Nunca como ahora, el "Cúidate" de despedida se ha convertido en eslogan familiar. Cúidate ... por piedad!

martes, 4 de noviembre de 2008

La Boda, toma 1

Cuando debería estar trabajando en el vestido Vintage que me pondré en La Boda, mis pasos me guían hasta aquí. ¿Por qué siempre dejo de hacer lo que debo sólo por darle la contra a la Responsabilidad? Porque, la verdad es que me encanta trabajar en el vestido, pero es como si la voz de mi inconciencia me dijese imperativamente: deja eso y ponte a escribir carajo!

(Amy me grita con su voz rehabilitada (¿o no?) You know that I´m no good ... me too, darling.)

Los días nos acercan al evento y en casa no se habla de otra cosa. Cuando creíamos que estábamos bien instalados en la temporada de los divorcios familiares Zaz! se nos casa el niño, en lo que esperamos sea su última y definitiva Boda, ya estuvo bueno, está bien que quiera refrescarnos la vida cada cierto tiempo, pero hay otros modos ...

Habrá que disfrutar al máximo esta boda que, de no mediar más sorpresas, será la última de los hermanos, sólo nos queda esperar por las bodas de los sobrinos, que así como van, habrá que hacer dicha espera sentadotes en el sillón más cómodo de la casa y no es que estén feos (no! en esta casa los hacemos lindos!) es que están verdes!

Mientras tanto la adrenalina se apodera de la casa familiar y nos lleva de la mano, en su alocado paso, por las rutas de la ansiedad. Una ansiedad bien simpática, hay que decirlo. No hay nada más placentero para una mujer que la crispación que antecede a una producción de gran gala, gracias a la cual pasaremos a ser las cenicientas por una noche.

El otro día me probé el vestido (el más probable, también tengo plan B y ... C) se lo enseñé al Hombrecito (el otro todavía no lo ve) y grande fue mi sorpresa al verlo tan emocionado, se quedó mirándome y se acercó a abrazarme mientras me decía "eres la más bonita" ... Glup! (juro que ésos son los momentos en los que pienso que debí sufrir más en el parto ...)

El baile que precede la Boda es todo un espectáculo en si: el vestido, los zapatos (todavía no los comprooo! es que pensaba ponerme otro vest ... bla-bla-bla), la carterita, el peinadote, manicure, paticure, tarrajeo facial ... cielos!
¿Qué sería de la vida de una chica sin una Boda en camino? Son los episodios especiales en la telenovela de nuestras vidas, cuando los vestuaristas, maquillistas y todo su entorno, justifican sus altos honorarios.

Ahora mismo tengo que salir porque creo que al fin me compraré los zapatos de cristal ... como mis nervios!