Se fue la luz. Para los que sufrimos el primer gobierno del tetis sólo fue un deja vu, pero para los niños del crecimiento sostenido era una novedad absoluta.
Eran como las siete y treinta de hace dos días, estábamos tomando lonche cuando las cosas desaparecieron ante nuestros ojos, en casa han habido apagones pero por cuestiones domésticas, el del martes fue casi general, por lo menos en esta zona no había luz.
Después de unos minutos de buscar desesperadamente una vela que nos alumbre, le dije al niño que se ponga la casaca: iríamos a dar una vuelta por la oscuridad de la noche. Al Hombrecito le brillaron los ojos lo suficiente como para encontrar la casaca y las zapatillas, salimos volando!
El pretexto fue conseguir velas porque me daba penita usar las de los rituales amorosos, ejmmm!
Caminamos un par de cuadras en completa oscuridad, aunque , a decir verdad, había una especie de luz que venía de los alrededores. Los niños (también se nos unió la prima Josefina) estaban encantados y aprovecharon para proveerse de dulces, como si la falta de luz hubiera intensificado la necesidad de algo dulce para pasar el momento.
Mientras caminaba por las calles de mi barrio, recordaba cuando, hace años y con el tetis de presidente también (qué casualidad!) vivíamos bajo la cotidianidad de los apagones, colas, escasez, terrorismo, sexo ... no! ... eso era sólo con nosotros! (je je)
De cualquier modo no pude evitar cierta nostalgia ochentanoventosa en el ambiente (si me permiten el término), y me puse a recordar.
Cuando aún éramos enamorados, el Hombre venía a verme todas las noches para espanto de dos sufridas madres, la suya y también la mía, que al caer las once y algo se asomaba y decía: ¿ese muchacho todavía está aquí?, ya es tarde! y la cosa continuaba con una fuerte explosión por alguna agencia bancaria cercana y el susodicho saliendo disparado para su casa. Entonces subía a mi cuarto para extrañarlo con comodidad y esperaba ansiosa el timbrado que anunciaba que había llegado sano y salvo a su casa, luego me metía en la cama a terminar de saborear los besos que quedaban con las ganas de siempre.
Cuando ya estuvimos casados, los apagones continuaban su estadía en la ciudad. Ahora lo esperaba sola, con el arroz masacotudo, las hamburguesas de pollo y el puré de sobre que era lo único que sabía cocinar por entonces (eso tampoco ha cambiado mucho, segurito también es culpa del tetis , malditooo!), igual lo esperaba amorosa aunque con la comida inmunda, escuchando las noticias de RPP en mi radio a pilas, la retahíla de testimonios que decían lo que todos sabíamos que "...en San Miguel no hay luz, señor periodista", como si viviésemos en otro país , claro que no había luz en San Miguel!, como no la había en toda Lima!!!, pero había que llenar la hora supongo.
El Hombre llegaba y yo lo recibía como si llegase de la guerra, lo llenaba de besos y le invitaba la porquería de siempre. Él era un ángel porque comía todo (o era un ángel o era un chancho!) y después nos íbamos a la cama abrazaditos para enseguida proceder a iluminar el continente con el fuego de nuestro amor noventoso.
El martes, mientras caminaba con el fruto de aquel fuego noventoso, y veía dibujada la fascinación por el acontecimiento tan poco usual para él, recordé con nostalgia los días aquellos. Han pasado algunos años, mi vida ha cambiado, tengo un hijo para comenzar, y resulta que volvimos con la eterna elección del menos malo que nos trajo de vuelta al barrio al crazy horse, menos crazy y más ... ¿cow?! , pero el mismo al fin y al cabo.
Cuando el Hombre llegó esa noche, nos encontró como video clip de Police, eran velas por todas partes! se cambió y se metió a la cama del niño, yo en la mía no pude evitar que una traviesa lágrima se cuele por la rendija de mis ojos achinados por la falta de luz.
Creo que se impone una nueva costumbre por lo menos una vez al mes:
¿El día del apagón?
8 comentarios:
Que romántico, en serio.
Mis apagones eran solitarios, a veces, tenía la sensación de estar viviendo solo en la casa, hasta que... el piso de aquella cas aera de madera, como el techo. En fin, me gustaba pasarlo así, encontrando sentido a la inmovilidad.
Deacuerdo completamente con el termino de Raulin: Romantico, muy romantico el post.
Claro que me rei en "o es un angel..o un chancho" jajajajaja..
ArT
*Raulín, ¿eres hijo único?
La inmovilidad a veces, tiene mucho sentido.
;?)
*Art, espero que te haya parecido romántico "Aaah!" y no romántico "Yiiaagh!"
;?)
Gracias chicos!!
;?D
¡APAGON!
¡SI! que buen tema, los apagones 8090 en un principio fueron ¡Lo máximo!, en mi caso los primeros apagones eran sinónimo de ir al jardín a observar las estrellas, y luego linterna en mano salir a la calle en el preciso instante en que los amigos ya silbaban o gritaban mi nombre.
En La Punta los apagones eran símbolo de vacilón, la delincuencia es nula y estamos protegidos por la Marina de Guerra, y la mayoría de cadetes y tenientes, en aquella época, eran vecinos, así que salíamos a "latear" o a sentarnos en el pórtico de la casa de alguna amiga, ¿Porqué siempre buscábamos a las chicas durante el apagón?, con el pasar del tiempo los apagones se hicieron rutina y se acabó la emoción, era algo tan normal vivir en tinieblas que las linternas que en un principio se usaban para salir a la calle ya ni siquiera se asomaban, las velas góticas dieron pase a los lamparines de querosene, y las radios a pilas ya ni se encendían pues era obvio que toda la ciudad estaba en tinieblas y que habían volado alguna torre por Santa Anita (todo sucedía en Santa Anita), pero siempre había tiempo para romper la oscura monotonía, no sé porqué los apagones sirvieron de afrodisiaco a algunas amigas que dignamente pasaron por las armas cual heroinas de los 8090, ¡Con el apagón que cosas suceden! (Yuri dixit)
Mona, bacán lo que hiciste con El Hombrecito, "latear" en apagón es lo máximo y más aún si eres pequeño.
Me he reido con eso del "Tetis", ¡Que buena!, hay tanta gente parada con tanta grasa en la piel, yo no sé si vivir tanto les cuesta.
Raúl De Usvult
Sigo con mis "potencialidades", aunque ya no estemos en lunes. Todos tus recuerdos los veo como potencialidades cumplidas, como lunes vividos, esperanzas hechas realidad. Y todo empieza por un día tan pequeño, el más pequeño de toda la semana.
Muy bonito.
*Barón, ya imagino la cantidad de vecinas que habrán pasado por sus armas en cada apagón!
"Voy buscando el placer de estar vivo, no me importa si soy un bandido..."
Besos!
*Cao, ¿no serás la Dama de Cao?
Se me ocurre algo que decir de la gente jóven, como tu,
"...tienen la vida repleta de lunes"
Disfruta tus días "pequeños".
Bienvenida!
Thank you for you message on my blog. I'm sorry because I can't speak or read spanish. But unny and very friendly to have news from Peru. Bonne journée de France.
¡Buena Mona!
Captaste el mensaje entre líneas. yo no quiero volverme tan rojo.
¡Eres lo máximo!
Besos,
Raúl De Usvult
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