viernes, 13 de junio de 2008

Todas las chicas mueren por sus papis


Y cómo no hacerlo.
Cuando somos expulsados del calor de nuestra madre al mundo cruel (si, ese de las canciones) de pronto se acabó la seguridad completa, ya nuestra madre no nos cobija en su adorado cuerpo, adiós a las horas nadando plácidamente en el tibio líquido de su amor.
Afuera hace frío.

Pero , felizmente , cuando rompemos el cordón que nos une a nuestra madre , surge otro , tan fuerte como el primero, que nos une al primer hombre que amaremos por el resto de nuestras vidas.

Serán los únicos brazos en los que nos sintamos seguras incondicionalmente , a los únicos que volveremos siempre , cuando otros hombres nos hagan llorar (los muy caninos!) , ahí estarán esos brazos fuertes que nos acunaron y desde los cuales comenzamos a mirar el mundo con la seguridad de los que miran desde arriba.

Ellos son los superhéroes de las chicas ( nosotras siempre tomamos lo mejor!) y mientras los hombres , tan gansitos ellos , juntan historietas de Batman o Superman, nosotras veneramos las fotos de papá.

Papá en la playa , papá con uniforme , papá con la otra (la mami , claro!)

Está también esa obvia afinidad por el sexo opuesto: las mamis con los niños , y nosotras ... con ellos. El enamoramiento perfecto.

El mío ya no está en casa , se lo llevó ese interruptor cósmico que se llama muerte. No tengo idea a dónde se fue , me gustaría pensar que está en un lugar mejor , o que tal vez está rondando por aquí , cerca de nosotros (aunque ... la visión de una posibilidad tal me sobrecoge ... no , mejor que no esté rondando por aquí porque tal vez no le guste lo que pueda estar haciendo su niñita ... drrr!) , la verdad es que no tengo claro el asunto , en todo caso no está conmigo y eso es real.
Como real es que su existencia alimentó la mía.


Está también el otro papá. El papá de nuestros hijos. No es fácil para los pobres aspirantes, competir con semejante sombra , las comparaciones , generalmente , son injustas.
Al comienzo están tan perdidos como nosotras , pobres! tropiezan con todo , pañales , biberones , emociones ... Pero es fantástico presenciar el proceso mediante el cual el hombre que amamos se convierte en el padre de nuestros hijos ; a veces estamos tan ocupadas con nuestra propia maternidad que no notamos el momento mágico en que esto sucede. Pero si somos buenas chicas y prestamos atención , lo notaremos. No es por casualidad que la mayoría de nosotras terminamos llamando "Papi" al hombre que hasta hace poco no le llegaba a los talones al non-plus-ultra-del-género-masculino , osea: nuestro papi!


El amor de una madre por sus hijos nunca se cuestiona , pero solemos ser menos solemnes cuando se trata del padre. Bueno , si los hombres y las mujeres somos distintos , ¿porqué ese amor no debiera serlo también? y no voy a ser la aguafiestas de mi propio Oh!menaje , mencionando la ( a veces ) cierta-facilidad con la que algunos especímenes se sacuden la prole de encima (Ups! creo que ya lo hice!) pero son cosas que por el momento no me inquietan, porque no me han tocado y uno sólo puede vivir su propia vida.


He tenido la suerte (la Tinka es un chancay de a medio!) de haber tenido el padre que tuve , y estoy segura que ese hecho tiene mucho que ver con mi facilidad para la felicidad.

Tengo la suerte (y después dicen que nuuunca llama dos veces!) de haber escogido del mejor lote, a la hora de dotar de superhéroe privado a mi hombrecito. Siento que su propia revelación como padre , hace que cada día lo quiera más , lo admire más , y me sienta honrada por haberme elegido.


Ah! los hombres , no sólo deben ser guapos , fuertes , exitosos , también tienen que ser papás ... y ni modo pues , las chicas ... morimos por ellos!




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