jueves, 6 de septiembre de 2007

Esto no se acaba hasta que cante la gorda

Yo fuí a ver a Pavarotti en el Jockey, hace años, y recontra lejos, creo que taan lejos que mejor lo hubiera visto desde mi casa. Estábamos como a cinco cuadras del escenario y para consolarnos nos pusieron unas pantallas trasparentes al frente, se veían mejor los caballos del fondo que al gordo, pero ni modo , nadie nos quitó el gusto. Ni siquiera los comentarios inoportunos de un amigo que cada vez que el Pava enfrentaba una nota alta , me decía cosas al oído como: ... cómo gritará éste cuando se lo ...
Las entradas nos costaron $5 , ni más , ni menos. Hicimos una cola infernal que a algunos les recordaba el primer gobierno del teteo. LLegar a nuestros asientos hubiera sido largo y tedioso si no fuera porque la emoción no nos cabía en el pellejo, por lo menos al hombre y a mi , porque los amigos que llevamos estaban más interesados en echar un vistazo a los especímenes masculinos que nos rodeaban ... ejem... claro que al final terminaron totalmente "convertidos" a la religión de los sentidos , como las cuchumil almas que (de cerca o con telescopio, los binoculares no eran suficientes) escuchamos esa voz privilegiada.
Recuerdo que cuando regresamos a la casa todavía seguíamos impactados : lo vimos , lo OÍMOS !!

(Estuve esperando algo en las noticias , pero están hablando de unas modelos que ... no sé qué michi , ni me interesa. Ay! la televisión nacional! siempre tan pequeña ... seguro más tarde mencionan algo, mientras tanto me voy al cable.)

Esta noche, cuando regrese el hombre, pondré uno de sus discos y abriremos una botella de vino para brindar por una era que se va, a partir de ahora será d.P. (después de Pavarotti) porque en lo que a mi generación concierne, no hubo otro cantante lírico que haya despertado una revolución mediática a su alrededor y con ello acercado a la masa lo que sólo llegaba a unos pocos, como él.
Sospecho que estas cosas van marcando las vidas, no sólo nací en el siglo pasado y vi llegar otro. Cuando lleguen los nietos podré contarles que yo estuve en un concieto de ese cantante que estudian en el cole, yo escuché esa maravillosa voz, así , de lejitos nomás, como a mucho más de cinco cuadras ... pero juro que los vibratos me retumbaban en el corazón.
Nessun dorma!

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