Hace dos días recibí mi primera tarjeta de cumpleaños. En esta época tan virtual, es todo un lujo recibir saludos en papel. Un lujo que me hace sentir una persona muy importante, algo así como VIP, pero de verdad, no de las que se venden para los conciertos.
Conversando con la amiga que me la envió, concordábamos en que el correo electrónico jamás reemplazará al placer de recibir vía mensajero real una tarjeta/carta/nota personal. La alegría que la inunda a una cuando al abrir la puerta al mensajero de turno, te entrega una tarjeta de cumpleaños y no las odiosas cuentas de cada día (es muuuy distinto enterarte que alguien te extraña, y no que le debes a alguien!). Reconocer la caligrafía (otro plus, el manuscrito!) y tratar de controlar los alocados dedos que pugnan por destrozar el sobre a riesgo de maltratar su valioso contenido.
Sentir la textura del papel, el olor del impreso, el texto amorosamente caligrafiado que te deja percibir la emoción con la que fue escrito ya sea por la carga de la tinta en algunos puntos o por las sinuosidades de las letras traspasadas por el ánimo del remitente. Para alguien que pasó diez años de su vida en una librería (moi!) esos detalles nunca pasan desapercibidos. Soy de las personas que "huelen" la correspondencia, la personal, no es que vaya por el mundo olfateando cuentas bancarias o recibos telefónicos!
Me encanta sostener en mis manos el sobre y demorar el momento de abrirlo para intensificar la emoción , lo que es una verdadera hazaña teniendo en cuenta la desesperación de mis dedos descrita líneas arriba.
Mantengo una fluida correspondencia con amigos de siempre y también con los de la era digital, ésos que me regaló la tecnología. Con ambos bandos soy generosa. Cuando escribo a los amigos de siempre, suelo aderezar los mails con fotos y siento la misma complicidad que sentía cuando los tenía en casa tomando café. Con los amigos virtuales no hay muchas fotos, por un asunto de no encontrarme en algún momento con una foto mía que por descuido se coló por la Red. Pero he descubierto con sumo placer que escribir a alguien que no conoces personalmente y que probablemente nunca lo harás, puede resultar toda una experiencia, a veces se puede ser descarnadamente sincera con un extraño porque en el fondo es como una conversación con una misma con el agregado que las respuestas vienen de alguien que no está contaminado con tu (en mi caso) desbordante presencia.
Estoy deslizando mis dedos por el teclado, disfrutando este nuevo placer. Hay muchas cosas en este mundo que me gustan a lot! , entre ellas escribir a los amigos. Supongo que a veces les debo abrumar con mis correos casi siempre delirantes, es algo que no puedo dominar, si me envían una línea, les devuelvo seis!
Adoro este nuevo modo de cartearse que es el e-mail (aunque ya nadie lo llame así), lo adoro y lo disfruto como adolescente con sus juguetes electrónicos, y aunque aprecio todas las herramientas que nos proporciona para enriquecer las cartas con fotos, videos y todo lo demás, no puedo dejar de extrañar como loca la época en que los carteros te traían algo más que las cuentas. Cuando las latas de galletas se graduaban con honores para convertirse en celosas guardianas de nuestros más grandes tesoros, las letras venidas de sitios tan lejanos y amados como el corazón de los amigos.
Por eso , dear Natalia, es que aprecio el amoroso detalle de enviarme la que estoy segura será la única tarjeta de cumpleaños que reciba (aparte de las obvias de mis hombres, espero!) en este mi sexto aniversario de vida.
3 comentarios:
Lady Writer
¡Así es!
Recibir correspondencia física de algún ser amado es un momento mágico, el olor de las misivas es peculiar, yo ambién suelo olfatear los sobres, me encanta escribir notas, observar mi caligrafía la cual cambia de acuerdo a mi estado de ánimo el cual está algo triste porque mi pluma-fuente se cayó de punta y se ha dañado, debo llevar esa compañera de placer al distribuidor Parker para que la arreglen.
Saludos,
Raúl De Usvult
Cierto, muy cierto
pero ya en estas epocas es cada vez mas dificil no usar estos aparatos tan interesantes y, ahora, indispensables.
hay veces que me doy cuenta que pueden pasar semanas y no escribo nada a mano
pd. me debes una carta que esta en el cuaderno familiar, ire por ella
Totalmente de acuerdo, Fabu, es muy lindo recibir de vez en cuando una tarjeta o una carta escrita de puño y letra. Internet a acaparado la comunicación a distancia y ahora casi no se envía nada escrito a mano. Una lástima, pero me alegro que tú si hayas sido la afortunada de recibir un saludo de cumpleaños por escrito, en papel y con sobre.
Un abrazo y nos leemos.
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